
En rigor, el concepto de ‘Yoga’ comprende un cúmulo de métodos aplicados al desarrollo integral del ser humano y se define como un conjunto de técnicas de perfeccionamiento tanto a nivel físico, mental y espiritual.
Cada sesión pretende entregar la técnica del Hatha-Yoga, también conocido como ‘yoga de la fuerza’ o ‘yoga del equilibrio energético’. Esta disciplina busca trabajar la energía en sus dos polaridades: masculina (HA) y femenina (THA), logrando una comunión entre ambas mediante una practica suave, flexible y cómoda (cualidades de la energía femenina) a la vez que fuerte y activa (cualidades masculinas.) Asimismo, a través de la práctica se pretende –contrario a lo que comúnmente se cree- más que una mera sesión de gimnasia, pues también se trabaja en base a técnicas psico-fisiológicas que, si bien en un principio comienzan entrenando el cuerpo, lo hacen con la finalidad de posteriormente lograr un trabajo más asequible con la mente. De hecho, uno de los principales propósitos de esta técnica de yoga es que el equilibrio físico obtenido mediante sus prácticas otorgue a su vez un nivel mental más relajado, favoreciendo así la concentración y desarrollando un control de la mente a través de la purificación profunda del cuerpo y un manejo adecuado del prana (energía.) Para ello, cada clase de Hatha-Yoga consta de una serie de Asanas (posturas corporales); Pranayama (técnicas respiratorias); y Dhyana (meditación), realizadas en forma progresiva, de tal manera que el desenlace natural de la clase sea, efectivamente, una meditación., y lograr a través de esta última, estados de concentración cada vez más altos en los practicantes.
Ya en un nivel más espiritual, la práctica de yoga es un camino que conduce al conocimiento con uno mismo y a la unión con todo lo que nos rodea. Es la búsqueda de la serenidad, de la alegría, de la pérdida de temores, el alejamiento de la ansiedad, y en definitiva, la conquista de la salud.
Aunque el yoga puede tener múltiples beneficios, en última instancia es el practicante quien pone su objetivo en cada sesión. A modo de ejemplo, hay actores que usan las técnicas de respiración para salir a escena, o bien sicólogos que recomiendan practicar yoga a sus pacientes para bajar los niveles de ansiedad o depresión. En todo caso, se trata de un aprendizaje que no tiene requisitos de edad ni condición física, (salvo escasas excepciones) y que puede modificarse y acomodarse en prácticas que respeten y consideren las capacidades y necesidades de cada persona.
Cada sesión pretende entregar la técnica del Hatha-Yoga, también conocido como ‘yoga de la fuerza’ o ‘yoga del equilibrio energético’. Esta disciplina busca trabajar la energía en sus dos polaridades: masculina (HA) y femenina (THA), logrando una comunión entre ambas mediante una practica suave, flexible y cómoda (cualidades de la energía femenina) a la vez que fuerte y activa (cualidades masculinas.) Asimismo, a través de la práctica se pretende –contrario a lo que comúnmente se cree- más que una mera sesión de gimnasia, pues también se trabaja en base a técnicas psico-fisiológicas que, si bien en un principio comienzan entrenando el cuerpo, lo hacen con la finalidad de posteriormente lograr un trabajo más asequible con la mente. De hecho, uno de los principales propósitos de esta técnica de yoga es que el equilibrio físico obtenido mediante sus prácticas otorgue a su vez un nivel mental más relajado, favoreciendo así la concentración y desarrollando un control de la mente a través de la purificación profunda del cuerpo y un manejo adecuado del prana (energía.) Para ello, cada clase de Hatha-Yoga consta de una serie de Asanas (posturas corporales); Pranayama (técnicas respiratorias); y Dhyana (meditación), realizadas en forma progresiva, de tal manera que el desenlace natural de la clase sea, efectivamente, una meditación., y lograr a través de esta última, estados de concentración cada vez más altos en los practicantes.
Ya en un nivel más espiritual, la práctica de yoga es un camino que conduce al conocimiento con uno mismo y a la unión con todo lo que nos rodea. Es la búsqueda de la serenidad, de la alegría, de la pérdida de temores, el alejamiento de la ansiedad, y en definitiva, la conquista de la salud.
Aunque el yoga puede tener múltiples beneficios, en última instancia es el practicante quien pone su objetivo en cada sesión. A modo de ejemplo, hay actores que usan las técnicas de respiración para salir a escena, o bien sicólogos que recomiendan practicar yoga a sus pacientes para bajar los niveles de ansiedad o depresión. En todo caso, se trata de un aprendizaje que no tiene requisitos de edad ni condición física, (salvo escasas excepciones) y que puede modificarse y acomodarse en prácticas que respeten y consideren las capacidades y necesidades de cada persona.